La noche ya estaba cayendo y este era el punto máximo donde la alegría era desbordaba por cada poro de nuestra piel, desde ese momento brotaban gotas de alegría que eran aumentadas por el ritmo de la música, Las feromonas atraían más sus cuerpos, que lentamente se unían por el sensual movimiento de las caderas que captaban la mirada de él.
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